¡Hola a todos!
Feliz año para los que no he felicitado todavía, aunque casi estemos terminando ya el mes de Enero. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo por eso, como siempre digo, hay que aprovecharlo al máximo.
Espero que estéis ya en plena acción cumpliendo los propósitos que os habéis marcado para este año. ¡Seguro que sí!
–
He decidido en este artículo hacer la reflexión sobre la emancipación de nuestros hijos porque a mí ya me ha tocado con mi hijo mayor y de una forma bastante radical. ¡Claro, que no podía ser de otra manera con la madre que tiene! Cómo me estoy acordando de mi madre cuando yo tenía la edad de mi hijo… en fin, las historias se repiten….
.
Mi hijo mayor, con 21 años, el día 10 de Enero ha tomado la decisión de irse a la Legión Francesa dejando atrás su chica, su familia, sus amigos y una vida bastante cómoda, y hasta la fecha no tengo noticias de ningún tipo de él. ¡Esto sí que es emanciparse de una forma radical! A pesar de lo difícil que lo estoy pasando, me siento muy orgullosa de la valentía y de la meta tan marcada que tiene ya con lo joven que es. Hay muy pocas personas adultas que toman una decisión de ese calibre dejando todo para luchar por su sueño, independientemente de que le salga mal o bien, pero por lo menos no se quedará con el remordimiento toda su vida y preguntándose: ¿Qué hubiera pasado si hubiera ido? Os puedo asegurar que por mucho que me duela y de las lágrimas que he echado con la decisión que ha tomado, yo he sido la que le ha motivado para que lo haga, porque si no luchamos por nuestros sueños cuando somos jóvenes cuando lo vamos a hacer…¡Nunca!
.
Los padres no podemos interferir en las decisiones que toman nuestros hijos porque eso les lleva a una falta de carácter que no les beneficia, ya que se vuelven inseguros y sin capacidad de tomar su propia iniciativa. Debemos apoyarlos sin opinar sobre lo que tienen que hacer y dejarles decidir sin tener miedo a que les pase algo.
Sabemos que un día nuestros hijos se irán de casa para continuar sus estudios en otro lugar o porque se independizan y forman otro hogar o como el mío, que decide irse al ejército.
A pesar de que lo sabemos, cuando llega el momento sobre todo las madres, sufrimos lo que denominamos el síndrome del «nido vacío«, aunque se sufre en diferentes grados dependiendo de muchos factores.
Este síndrome, para muchas madres cuyos hijos forman parte de su proyecto de vida, son las que más lo sufren. Sienten soledad y pierden el sentido de la vida e incluso se cuestionan la relación de pareja cuando ésta se mantiene «por el bien de los hijos«.
.
Muchas madres han organizado su vida pensando exclusivamente en los hijos, están continuamente pendientes de ellos y no cuentan con actividades para ir haciendo su propio desarrollo personal. Por eso, cuando los hijos se van de casa, pasan de estar ocupadas todo el tiempo, a no saber qué hacer con su vida. Esto lo notan especialmente las madres que no trabajan fuera de casa. Para que esta crisis emocional afecte lo menos posible conviene aceptar la situación y prepararse para ella.
.
Os aseguro que si yo no tuviera mi vida como mujer y como profesional, aparte de la vida como mamá, en este momento estaría sumergida en una profunda depresión, por eso doy las gracias a la vida por haberme dotado de este carácter y tener la fuerza para poder luchar siempre para tener mi independencia y os animo a que tengáis otra vida que no sea solo la de ser madre.
Debemos pensar en nosotras mismas y no plantearnos la vida solo a través de nuestros hijos. Ellos son importantes pero nosotras también. Necesitamos aprender a cuidarnos tanto físicamente como emocionalmente, de lo contrario es probable que el día de la partida de nuestros hijos sintamos frustración y una merma en la autoestima al comprobar que ya nos nos necesitan.
.
Os aconsejo que os enfoquéis en vuestras propias necesidades. Ahora es el momento para empezar a hacer las cosas que algún día queríais hacer:
- Hacer nuevos amigos o revivir las antiguas amistades.
- Salir y conocer a nuevas personas.
- Realizar alguna actividad que os guste desde pintura, hacer deporte, viajar…
- Volver a estudiar….
- Pertenecer a alguna asociación como voluntario….
Salir, salir y salir, y conocer… ¡Quedarse en casa haciendo un santuario de la habitación de nuestro hijo no nos ayuda!
Si no la habéis limpiado antes de irse, ordenadla y sacad toda la basura junto con vuestras emociones negativas. ¡Os vais a sentir más ligeras!
Redescubrid el amor de vuestra vida, ya sea con vuestra pareja o, si estáis solteras, buscadlo, porque la vida sin amor no es una vida…
Y sobre todo sed unas mujeres VIP: ¡Visión Interior Positiva!
.

.
Atentamente,
Piedad Rodríguez García
«Visionaria de Mente Inquieta en constante Evolución«
.
Me ha encantado tu artículo y comparto tu visión. A los hijos hay que darles raíces y alas para que vuelen. No nos pertenecen, simplemente la vida nos los ha prestado durante un tiempo y siempre llega el momento de la despedida. Mucho ánimo! A mí no me queda mucho…
Hey … asi van las cosas… a veces de un dia para otro… cambia todo… para SIMPLEMENTE «resetear» todo que nos rodea y que somos… la unica constante es el cambio… esperemos que siempre podamos surfear estas olas de la vida con gratitud y amor <3